jueves, 28 de noviembre de 2013

La cromoterapia es una forma de ser

(...) Pero lo bueno de la gente, lo bueno de mi gente, es que es que no tiene Pantone. Mejor dicho, no tiene un Pantone. Tiene mil. Mi gente es de colores. Rosas de batidos de fresa de conversaciones interminables, rojos de sangre que compartimos, fucsias de pintalabios que nos borraron a besos, azules de ojos en los que nos perdimos, amarillos de soles que disfrutamos juntos… cada día, a cada momento, te ofrecen uno de sus pigmentos en función de lo que necesitas, amor, compañía, risa, comprensión, dulzura, crítica, verdad… Ellos pintan mi vida y de paso me pintan a mí (...)



-By Gon-

miércoles, 27 de noviembre de 2013

Regalo anónimo...

(...) Con todas sus farsas, trabajos y sueños rotos este sigue siendo un mundo hermoso. Ten cuidado. Esfuérzate en ser feliz (...)




martes, 26 de noviembre de 2013

¡¡¡Que no nos 'des-rayen'!!!


Mira la foto. Es la excusa perfecta para explicar una idea sencilla, pero que olvidamos con demasiada frecuencia...

Lo que nos distingue; lo que nos hace únicos e incluso mejores... Eso, ¡¡que no nos lo quite nadie!! ¡¡Que no nos rayen!!!! Pero eiiii, -sobre todo, que nadie nos 'des-raye'. Y menos, si el "ladrón" es un pobre ciego incapaz de ver que virtud está precisamente en esas líneas negras que nos distinguen de un burro...

 
Esta canción y su letra ..., es tuya, mía y de todos los que queremos seguir siendo de colores "aunque los coles sean el blanco y negro" ; )))

lunes, 11 de noviembre de 2013

Aportando. Siempre aportando ...



Algunos van y vienen... Y, otros, ESTÁN. Siempre están, y se nota. Gabacha, gracias por entrar para quedarte y, merci beaucoup, por aportar siempre nuevos ingredientes al menú ... La canción mola y la letra más...

 

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Quince días...





Quince días. Suficiente para crear una rutina. Suficiente para necesitar algo o a alguien, para que se funda en nuestro paisaje cotidiano y lo extrañemos si no está. Quince días. Un período de tiempo que se repite casi de forma rítmica. Un te doy y un te quito que, según los principios del condicionamiento operante, puede volvernos locos porque creamos rutina en quince días, pero necesitamos mantenerla para seguir cuerdos. Quince días, tiempo suficiente para necesitar algo, o a alguien, tiempo insuficiente para asentar comportamientos o estados de ánimos. Como encender sin parar cerillas pero nunca para encender un fuego. Solo por el placer de ver la pequeña explosión, para luego dejar la cerilla quemada en la mesa, junto al cadáver de otras tantas cerillas calcinadas. Quince días. Si nos los van a quitar, ¿preferimos probar el sabor de esos quince días?

-N/GON-